ILE

Giner de los RíosEl arranque de la valoración cultural de la Sierra de Guadarrama se debe a Francisco Giner de los Ríos, fundador junto con otros catedráticos como Gumersindo de Azcárote y Nicolás Salmerón de la Institución Libre de Enseñanza en 1876, y considerado como el padre del guadarranismo.

Si bien es cierto que existen numerosas manifestaciones culturales anteriores a la creación de esta institución, es Giner el principal impulsor del descubrimiento de esta sierra, originando un cambio en la percepción y la valoración del paisaje serrano a través de la transmisión de su gusto por la tierra y la naturaleza, que reflejó en su artículo Paisaje, de 1886:

A poco, sin embargo, que se reflexione sobre los diversos elementos en que cabe descomponer el goce que sentimos al hallarnos en medio del campo, al aire libre, verdaderamente libre (que no lo es nunca el de las ciudades), se advierte que este goce no es sólo de la vista, sino que toman parte en él todos nuestros sentidos. La temperatura del ambiente, la presión del aura primaveral sobre el rostro, el olor de las plantas y flores, los ruidos del agua, las hojas y los pájaros, el sentimiento y conciencia de la agilidad de nuestros músculos, el bienestar que equilibra las fuerzas todas de nuestro ser, y hasta el sabor de las frutas, por prosaico que parecer pudiera a la sensiblería de una estética afectada y romántica.Proyecto Edificio ILE Paseo Castellana

La ILE, en su propósito de renovar la cultura, la pedagogía, la ciencia, el arte y la sociedad, encontró en la Sierra de Guadarrama un laboratorio natural y un aula al aire libre idóneos para cultivar el cuerpo pero, sobre todo, el alma.

Fue en julio de 1886 cuando Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé CossExcursión ILE Pirineosío, junto con un grupo de alumnos y otros docentes, llevaron a cabo la primera excursión pedagógica a la Sierra del Guadarrama, iniciándose así el guadarranismo y el excursionismo, entendiendo las excursiones como un elemento esencial en el proceso educativo y en el desarrollo de todas las esferas de la vida. Después de esta primera excursión, que duró tres días, y partió desde Villalba llegando hasta La Granja, realizaron muchas otras excursiones por la Península Ibérica contando, además, con una casa refugio en la Sierra del Guadarrama desde 1912.

El siguiente fragmento, recogido también de su artículo Paisaje, es una muestra de cómo sentía Giner este paisaje serrano:

Jamás podré olvidar una puesta de sol, que allá en el último otoño, vi con mis compañeros y alumnos de la Institución Libre desde cerca de las Guarramillas. Castilla la Nueva nos aparecía de color de rosa; el sol, de púrpura, detrás de Siete Picos, cuya masa, fundida por igual con la de los cerros de Riofrío en el más puro tono violeta, bajo una delicada veladura blanquecina, dejaba en sombra el valle de Segovia, enteramente plano, oscuro, amoratado, como si todavía lo bañase el lago que lo cubriera en época lejana. No recuerdo haber sentido nunca una impresión de recogimiento más profunda, más grande, más solemne, más verdaderamente religiosa.